Por: Libardo Muñoz
El jueves 24 de junio a las 7 de la mañana, la señora Viviana Carrillo Liñán, de 43 años de edad, murió en el andén frente a la entrada de la clínica ESE de Cartagena, situada en la zona suroriental de la ciudad, corazón de la pobreza y bastión de "programas en acción".
Durante casi una hora, familiares de la fallecida clamaron angustiados por primeros auxilios y obtuvieron como respuesta que no tenían médicos para atenderla.
La escena desgarradora de la señora Viviana Carrillo Liñán, muerta en el piso después de unas convulsiones terribles, cubierta con una precaria sábana, provocó llanto y desconcierto entre testigos y familiares, pero cuando pasaron varios minutos una turba enfurecida estuvo a punto de destruir las instalaciones de la ESE.
Este episodio, reactiva el debate social de Cartagena donde la salud tiene varios años de estar privatizada, entregada a los intermediarios del paramilitarismo que manejan los contratos, los suministros de medicinas, lo mismo que al personal contratado por terceros de tal manera que los enormes presupuestos primero nutren las cuentas bancarios de la corrupción.
La alcaldía distrital de Cartagena, ante la contundencia y la gravedad humanitaria que se vivió en el centro de salud mencionado, no tuvo más alternativa que aceptar que la ESE Hospital Cartagena de Indias no tiene insumos, ni atención médica y que a los médicos no les pagan hace cuatro meses.
La alcaldesa Judit Pinedo debió encarar la situación en una asamblea popular en la que se escucharon voces de protesta y de que se le ponga fin a la privatización de la salud pública, origen de toda esta situación.
El déficit de la ESE Cartagena de Indias es de 20 mil millones de pesos pero se mantiene oculta la forma como opera la corrupción con los contratos, que se entregan a conocidos representantes de la ultraderecha local y el paramilitarismo, no sólo en esta ciudad sino en todos los municipios importantes de Bolívar.
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El jueves 24 de junio a las 7 de la mañana, la señora Viviana Carrillo Liñán, de 43 años de edad, murió en el andén frente a la entrada de la clínica ESE de Cartagena, situada en la zona suroriental de la ciudad, corazón de la pobreza y bastión de "programas en acción".
Durante casi una hora, familiares de la fallecida clamaron angustiados por primeros auxilios y obtuvieron como respuesta que no tenían médicos para atenderla.
La escena desgarradora de la señora Viviana Carrillo Liñán, muerta en el piso después de unas convulsiones terribles, cubierta con una precaria sábana, provocó llanto y desconcierto entre testigos y familiares, pero cuando pasaron varios minutos una turba enfurecida estuvo a punto de destruir las instalaciones de la ESE.
Este episodio, reactiva el debate social de Cartagena donde la salud tiene varios años de estar privatizada, entregada a los intermediarios del paramilitarismo que manejan los contratos, los suministros de medicinas, lo mismo que al personal contratado por terceros de tal manera que los enormes presupuestos primero nutren las cuentas bancarios de la corrupción.
La alcaldía distrital de Cartagena, ante la contundencia y la gravedad humanitaria que se vivió en el centro de salud mencionado, no tuvo más alternativa que aceptar que la ESE Hospital Cartagena de Indias no tiene insumos, ni atención médica y que a los médicos no les pagan hace cuatro meses.
La alcaldesa Judit Pinedo debió encarar la situación en una asamblea popular en la que se escucharon voces de protesta y de que se le ponga fin a la privatización de la salud pública, origen de toda esta situación.
El déficit de la ESE Cartagena de Indias es de 20 mil millones de pesos pero se mantiene oculta la forma como opera la corrupción con los contratos, que se entregan a conocidos representantes de la ultraderecha local y el paramilitarismo, no sólo en esta ciudad sino en todos los municipios importantes de Bolívar.
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